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nel_el_panadero.jpgNel El Panadero

Nel

Fueron cerca de cincuenta años entre harina y levadura, atizando el horno en el que cada noche durante todo ése tiempo, se fabricaba el pan con el que se abastecían los vecinos de San Vicente de la Barquera y muchos pueblos de los alrededores. Todos ellos pueden dar buena fe de la calidad de las barras que de allí salían, y que a día de hoy lo siguen haciendo de la mano de uno de sus hijos, Manuel, que continúa la tradición familiar al frente de la panadería que lleva el nombre de su padre, “Nel”.

 

Aunque nacido en la localidad de Hortigal hace ahora noventa años, pronto se trasladó a vivir a San Vicente, donde estableció el negocio cuando contaba con veinticinco años de edad, y en el que se mantuvo trabajando hasta cumplidos los setenta, “oficialmente hasta los sesenta y cinco”, aclara. Sentado en un banco del paseo barquereño del “relleno” junto con otros compañeros de la tertulia matutina diaria, “Nel” confiesa que “la verdad es que además de trabajar también tuve suerte”. “Hubo épocas en las que vendía todo el pan que hacía, todo, sin salir a repartir y sin tener siquiera despacho, lo vendía todo en la misma panadería”.

 

Hace dos años, los vecinos de San Vicente de la Barquera le rindieron por sorpresa un homenaje para mostrarle su afecto y su cariño, además de su agradecimiento por otras muchas circunstancias de todos conocidas y de las que “Nel”, con prudencia y humildad, prefiere no hablar “para no tener que dar nombres ni olvidarme de nadie”. Además de ése emotivo homenaje, también recuerda con mucho énfasis la bandeja que le regalaron sus propios obreros con motivo de su jubilación, ya que según dice “para mí fue una satisfacción tremenda viniendo de mis obreros, una alegría, son cosas que gustan”.

 

Entre hornadas y masas tuvo tiempo además de presidir el club de fútbol de la villa, “después de Francisco Moya, que tanto trabajó por el Barquereño”. Recuerda que para los desplazamientos alquilaban un autobús “de los de El Alemán”, y que además en una moto de su propiedad, “íbamos hasta Torrelavega a los Campos de Sniace a ver si los jugadores de allí que teníamos fichados entrenaban bien”.

 

Con respecto a la celebración de La Folía, asegura “Nel” que pocas cosas han cambiado a pesar del tiempo transcurrido. Posiblemente, dice, “se vivía con más emoción La Folía entonces que ahora, porque a pesar de las necesidades que había venía muchísima gente de peregrinación”. “Eran tiempos de dura lucha”, concluye. “Hoy también hay lucha, pero es diferente”.


escrito por flanagan

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